26 de marzo de 2010

Les Claypool Live in Israel

Tener en el escenario un percusionista con dos xilofones, un baterista (que cuando toca a dúo con el percusionista parecen ser un par de siameses de nado sincronizado increíble), un cellista (aunque no tengo la certeza de ser un cello lo que tocó ese ser humano sobre el escenario, pero se le parecía) y a uno de los bajistas más impresionantes del mundo, que además es un creativo loco de la puta madre, así, sin guitarra eléctrica ni teclados, no es algo que ocurra todos los días.
Las visitas que están trayendo a este país me están sorprendiendo. Si bien traen dinosaurios como Elton John, también se destapan con cosas como esta, que tocan en lugares chicos como Barby y uno puede ver los detalles bien de cerquita y disfrutarlo al mango.
Les Claypool fue el bajista de Primus. Banda super original de los 90 si las hay. Eso lo sabemos todos.
Pero después formó varias bandas que fueron teniendo nombres diferentes y extravagantes hasta quedarse con su propio nombre.
El último disco que sacó lo colgué por acá hace un mes más o menos. Búsquenló. No todo son estribillos pegadizos en la vida.
El xilofonista (es percusionista, pero cuando le daba a los palillos contra los tubitos era cuando más me sorprendía) fue un vendaval de sensaciones, una auténtica bestia. El baterista parecía descargar cañones cada vez que tocaba, el cellista (llamémoslo así) sacaba sonidos poco reales para este mundo de adentro de su infernal máquina de sonido. Y Les Claypool, claro, un tipo que puede dejarle el escenario a sus compañeros por media hora y volver al rato con una máscara de mono, un tipo que canta de a ratos y con una micrófono que distorsiona a propósito, un bajista de la concha de la lora que toca también un (¿laud?) y una cosa a la que le daba manija como si fuese una máquina de sténcils y a la que le pegaba con un palito. La cosa era siempre sacar sonidos que tu oreja desconocía hasta ayer. Era como ir a comer comida... vietnamita: todo era nuevo, original, zarpadísimo.
Yo he ido a más de un recital en mi vida, y creeme que nunca estuve en alguno que se le pueda comparar. Así como -seguramente- dije algo así cuando vi a la No Smoking de Kusturica. Algo nuevo, único.
Estuve a punto de no ir, pero sobre la hora compré una de las 100 últimas entradas. Y fue una noche fantástica, increíble, deliciosa. Agradezco a los instintos que rondan mi vida a llevarme por caminos tan felices.

Para ver algo del recital (esta vez en buena calidad! llevé la camarita!) van a tener que aguantar hasta la próxima emisión de Alrepedo TV, en los próximos días.

Algunas fotos pueden verlas acá

2 comentarios:

Bruno dijo...

es les calaypool, porque es de claypole?

Josi dijo...

uste lo ha dicho!