Qué lindo es ver que no sos el único que quiere ver determinados recitales. Barby estaba llenito y la gente no era la de siempre. Era gente copada, gente que desde afuera se la ve con onda.
Y Lanegan, que ya estuvo en mayo por acá, vino una vez más a terminar su gira en Tel Aviv. Es común que se vea acá el último show de la gira europea de las bandas, y de ahí a casa. Y siempre lo dicen. Seguro que se cansan de tanto cantar. Y uno no lo cree. Es que se suben al escenario tan tranquis, tan llenos de paz y de armonía a hacer esas canciones serenas, dulces y amargas a la vez, a mirarse con ojos cómplices intuyendo historias por detrás de cada tema, que uno no puede menos que creer que la pasan bomba.
Abajo del escenario la gente disfrutó. Aplaudió cuando tenía que aplaudir pero fue un público que, como dije, estaba en la cosa. No boludeó con gritos de mtv unplugged ni aplaudió innecesaariamente. Estuvo todo perfecto en Barby.
Mark es como un dios. Es una institución de la música que uno no lo imagina lleno de energía violenta con los QOTSA. Pero es el mismo. Y es la cruza perfecta entre dos personas que alguna vez me confudía: Nick Cave y Tom Waits.
Isobel es una dulce cantante, que le gusta jugar con boludeces de percusión, y además toca el chelo muy bien. Es antiheroína y eso le da más puntos.
El contraste de voces entre ellos es justamente la clave del éxito de un recital que es como Amor Amarillo de Cerati: para tirarse en la cama a escuchar.
Aquí les dejo un video youtubeado por alguien.
1 comentario:
Como me hubiera gustado estar ahi!
Gracias por la review! Un groso Lanegan!
Publicar un comentario